SOLER, JORDI
Realidad, ficción, humor y crítica social en el nuevo libro de relatos de Jordi Soler, uno de los mejores narradores de la literatura en español«Así eran las cosas en la selva. Ahí todo se ganaba o se perdía por la fuerza.»En la plantación de café La Portuguesa, situada en la selva de Veracruz, en México, una familia española intenta salir adelante en un ambiente hostil, continuamente asediada por bandidos, guerrilleros, políticos corruptos o por los mismos otomíes, los habitantes originales de la región, que sienten a los habitantes de la finca como invasores de sus tierras.Este relato en doce cuadros nos muestra la vida desbocada, sensual y mágica de la selva, con lluvias torrenciales y un calor imposible, siempre al borde del asalto, del motín, de la revolución y del desastre, donde un día el narrador se eleva en un globo aerostático fabricado por el caporal, asistimos al despertar de la sexualidad de un niño o a la aparición de un elefante abandonado por un circo que acaba siendo parte de la familia. Un territorio con reglas propias, agreste y primitivo. Un mundo regido por las fuerzas elementales de la naturaleza que ha llegado hasta hoy intacto, como una fuerza sorda que absorbe toda la luz.Reseñas sobre el autor y su obra:
«Jordi Soler es, ante todo, un poeta.»
Xavier Houssin, Le Monde«Una imaginación mágica y arrolladora.»
Jorge Semprún«Un narrador fuera de serie.»
Delphine Peras, Lire«Un autor imposible de olvidar.»
Jesús Martínez Gómez, Mercurio«Diles que son cadáveres es buenísima, demasiado buena para que lo aplaudan en España.»
Enrique Vila-Matas«De vez en cuando encontramos un libro que nos atrapa y nos transporta, que nos hace sentir y pensar, que nos sacude y nos entusiasma como una descarga eléctrica. A mí me pasó esta semana, y el libro se llama Los rojos de ultramar.»
Ignacio Martínez De Pisón«Una crónica agitada, tan divertida como trágica, que tiene mucho de quijotesca.»
J. A. Masoliver Ródenas, Cultura/s, La Vanguardia (sobre Ese príncipe que fui)«Humor anglo con negritud española [...]. Unas escenas podría rodarlasHuston o Lean, pero con otras Berlanga se pondría las botas.»
Nadal Suau, El Cultural (sobre Ese príncipe que fui)